La toxina botulínica, más conocida como 'botox', ha sido objeto de una controversia mediática significativa a lo largo de los años. Con frecuencia, los titulares de prensa enlazan esta sustancia a transformaciones estéticas indeseables y cambios drásticos en el aspecto físico. Pero, ¿es esta mala fama justificada?
La realidad es que no lo es, y a continuación explicaremos por qué.
Primero, es vital entender que el término "botox" se ha generalizado en los medios de comunicación y en el habla cotidiana para describir todo tipo de tratamientos estéticos faciales. En consecuencia, los resultados de procedimientos quirúrgicos extensos o el uso de rellenos permanentes son erróneamente atribuidos al botox. Este uso incorrecto del término proviene de un malentendido acerca de lo que realmente es el botox y cómo actúa.
La toxina botulínica es una sustancia que, administrada en pequeñas dosis por profesionales capacitados, disminuye la contracción muscular, suavizando así la aparición de arrugas y líneas de expresión y proporcionando un aspecto facial más juvenil y fresco.
Contrariamente a los procedimientos quirúrgicos invasivos y los rellenos permanentes, el botox bien usado no modifica drásticamente la cara. No estira la piel (como el lifting quirúrgico) ni altera las estructuras faciales subyacentes. No rellena ni "infla" la cara. En lugar de eso, ofrece un efecto más sutil y natural: suaviza la actividad muscular que causa arrugas sin eliminar la capacidad de expresión facial. Cuando se aplica de forma adecuada, los resultados del botox no son obvios para los demás. La impresión no debería ser que te has sometido a un procedimiento, sino más bien que te ves más relajado, rejuvenecido o simplemente mejor.
Entonces, ¿por qué el botox sigue teniendo mala fama? En gran parte, se debe a una combinación de desinformación y su asociación con procedimientos estéticos más drásticos y permanentes. Por ejemplo, según Google Trends en Chile, algunos de los términos más buscados son: "Zac Efron botox", "Chayanne botox" y "Carter botox", en alusión a los cambios físicos del conocido actor, el popular artista y el alcalde de la Florida Rodolfo Carter respectivamente. Los tres han sufrido cambios significativos en su apariencia que la prensa y el público han asociado con el uso de botox, a pesar de que el botox no es responsable de cambios tan drásticos en la apariencia facial, aunque pudieran tener puesto, no es todo atribuible al botox. Estos personajes públicos posiblemente también se han realizado rellenos faciales y/o bioestimuladores del colágeno (ácido hialurónico, hidroxiapatita de calcio, ácido poliláctico u otros). Probablemente también algún tipo de láser e hilos tensores. Además, cabe la posibilidad de que se hayan realizado alguna que otra cirugía.
La apariencia poco natural de una persona no se debe a la aplicación de botox o rellenos, sino más bien a una falta de respeto por las dosis adecuadas y las características individuales del paciente. Es esencial contar con un profesional capacitado para llevar a cabo estos tratamientos y asegurar resultados naturales y armoniosos.
En última instancia, es esencial entender que el botox es solo una herramienta en el amplio espectro de la medicina estética. Como con cualquier herramienta, los resultados dependen de quién la use y cómo la use. Un uso adecuado de la toxina botulínica puede producir resultados hermosos y naturales, lejos de los resultados exagerados y artificiales que a menudo se le atribuyen erróneamente.
Por lo tanto, la próxima vez que escuches o leas algo negativo sobre el botox, recuerda: no todo lo que brilla es oro, y no todo lo que cambia tu rostro es botox.
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